¿Debería haber venido antes?
A lo largo de estos años de práctica clínica he escuchado a muchos de mis pacientes hacerse una pregunta que les persigue tras tomar la decisión de acudir a un psicólogo: “¿Debería haber venido antes?”
Puede que haya personas que, bien por haber tenido experiencias positivas anteriores con la psicoterapia, bien por dependencia del terapeuta, bien por otras causas, sean más proclives que otras a buscar consejo o apoyo profesional. Sin embargo, muchas otras pasan largos periodos de tiempo sufriendo situaciones problemáticas sin llegar a tomar la misma decisión. El desconocimiento, las experiencias negativas de otros, las anticipaciones y fantasías sobre lo que puede ser una psicoterapia o una personalidad insegura pueden dilatar en el tiempo la decisión. Pero un paciente llega al psicólogo cuando realmente está preparado para ello. Y esto puede estar determinado por múltiples circunstancias; entre otras:
- Haber agotado todos los recursos personales a su alcance para hacer mejorar la situación.
- Haber perdido apoyos que antes estaban presentes (familia, amigos).
- Encontrarse en una situación que por longeva o límite se ha convertido en extrema y no permite encontrar solución.
En estos y muchos otros casos, se están dando las condiciones para que una persona pueda recibir apoyo y realizar un trabajo psicoterapéutico de manera activa, y ese es el caso en que una persona recogerá con agrado y suficiente comodidad todos los recursos que el terapeuta pueda aportarle, desde una actitud colaboradora e interesada en el cambio.
Puede que la situación problemática sea larga en el tiempo, difícil, extrema, delicada…, pero es ahora cuando la persona siente la necesidad de hacer algo para salir de ella. Si no se produce esa condición de voluntariedad, tanto el trabajo terapéutico como los beneficios del mismo pueden resultar más tortuosos de conseguir.
Consideremos también que lo que para algunas personas puede ser muy reconfortante (depositar sus problemas en otra persona, recibir pautas, sentirse escuchado…), para otras puede ser extremadamente difícil por la sensación de indefensión que pueden sentir ante el terapeuta o la resistencia que se puede producir precisamente por la falta de confianza en el mismo. Si bien los terapeutas estratégicos podemos trabajar con muy buenos resultados incluso con pacientes extremadamente resistentes, el mero hecho de elegir recibir ayuda ya constituye un pronóstico favorable en sí mismo.
Por eso, sea cual sea el momento en que decidamos tomar la decisión de acudir a un psicólogo, siempre será el momento adecuado.